Artículo de opinión publicado por Ignacio Hernández Meneses.
Othón
“Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.": Bertolt Brecht.
Mi primer voto ciudadano fue para el legendario líder la izquierda mexicana Othón Salazar Ramírez.
Iba a la prepa 7, finalizaba el terror de los días y los años de la guerra sucia. Con mis maestros Rafael Trejo Moreno, Silvano Torreblanca Arredondo, Gilberto Silva Gamboa y Esteban Oviedo Escareño, organizábamos brigadas para hacer pintas con el sello de la hoz y el martillo. Coloridos y hermosos murales que nos llevaba hasta una semana diseñarlos y trazarlos, pero la intolerancia del PRI con sus compresoras borraban en menos tres minutos nuestras obras de arte.
Con la Reforma Política de Jesús Reyes Heroles, el entonces Partido Comunista Mexicano (PCM) salía de la clandestinidad impuesta por el régimen y entraba a la vida político electoral. En contraparte, al interior de la Universidad Autónoma de Guerrero, las pugnas se agudizaban entre los ACG e Izquierda Independiente contra los “pescados”, así nos decían a los comunistas agrupados en Unidad Democrática, que creo aún existe en la UAG.
Formarse en el PC era una experiencia de extraordinaria. Era un orgullo ser comunista. Ser militante requería altas dosis de firmeza, convicción, imaginación y compromiso social. El partido tenía gente convencida, a diferencia del PRD, la lucha era ideológica. Así, todos, sin excepción, íbamos a la escuela de cuadros, hacíamos talacha, desde pegar carteles con sosa y brocha en los postes, hasta participar en los círculos de estudio y los discursos en los mítines. El debate era pues, una tarea cotidiana.
Cuidar casilla era una batalla crucial y los maestros nos preparaban con la LOPPE en la mano para defender las urnas y los pocos votos que recibíamos, apenas alcanzábamos el 1.5% de la votación nacional, pero era un orgullo ser comunista. Las urnas se atiborraban con los votos cetemistas, con los maestros “charros” del SNTE, con el voto campesino que manipulaba la CNC. Las urnas las embarazaban en las oficinas de gobierno, en la Capama , en el SUTSEMODEG –hoy SUSPEG-, en el PRI.
Por supuesto que la lucha electoral de la izquierda en Guerrero no nace con el PRD, por ello no se puede presumir que nadie quería a la perra hasta que tuvo perritos en el partido del sol azteca, antes de que el PRD ganara el poder –quien sabe para qué-, se dieron ejemplares batallas previas con la Unidad Popular Guerrerense y el PCM. Entonces, no había rebatinga de candidaturas ni nadie traicionaba al partido por falta de estas nominaciones tampoco se compraban ni negociaban en tribus malignas.
En Acapulco, el ingeniero Abel Salgado Valdés hizo historia al ser primer regidor comunista. Solito, el compañero Abel debatía contra la mayoría priísta y dos que tres panistas paleros. Un día la bestial policía política de Acosta Chaparro lo secuestró en las puertas de la Coordinación Zona Sur de la Universidad Autónoma de Guerrero. De inmediato un puñado de compañeros estudiantes y maestros salimos a las calles a exigir su libertad. A escasas horas, luego de ser torturado fue tirado a una coladera de la calle Inalámbrica, por la casa del muralista Diego Rivera.
En el plano nacional, el profesor Othón Salazar convenció, venció y construyó en las urnas, el primer municipio con administración comunista de México, Alcozauca de Guerrero, allá en la histórica región de La Montaña Roja. Perdí la cuenta pero creo que hasta tres veces gobernó su natal Alcozauca, primero con el PCM, luego con el PMS y hasta con el PSUM, pero llegó el PRD y lo perdió frente al PRI.
Pegar carteles en los postes con la foto de Othón era prácticamente un delito. Era una aventura, era pisa y corre por las banquetas del Sanborns. Cuando promovimos al camarada Othón como candidato a gobernador se nos cerraron las puertas de la prensa, pero nosotros creábamos nuestros propios medios. Así, picábamos “esténciles” e imprimamos en mimeógrafos nuestros volantes, panfletos y periódicos. “Nuestra Lucha”, fue uno de nuestros puentes de comunicación, y de México llegaba “El Machete”, órgano del comité central del PC.
El PCM y Othón siempre lucharon al lado del pueblo marginado y excluido de los programas sociales. La represión no fue obstáculo para emprender luchas contra la miseria y la pobreza extrema.
Desde la década de los cincuenta, el profesor organizó a los docentes en el Movimiento Revolucionario del Magisterio. La cárcel lo alimentó de mayor fortaleza. En Guerrero, la disidencia magisterial siguió su ejemplo en el Consejo Central de Lucha de Guerrero, el ombligo de la CETEG , una CETEG que lamentablemente a venido a menos.
Ya como reportero, en tres ocasiones tuve el privilegio de entrevistarlo. Su voz era suave, primero pensaba antes de soltar una idea a la grabadora. Culto y de fina oratoria. De acero inoxidable ideológicamente.
Aprovechó siempre las entrevistas para hablar del sistema educativo, el cual decía que había que cambiarlo todo.
Fue siempre respetuoso con sus adversarios, ni de broma soltaba fuego ni ofensas contra la derecha ni represores. Tejió una sólida amistad con el senador Ángel Aguirre Rivero.
En 1999 en el cine “Guerrero” lo acompañé a constituir el Partido Comunista de México en Guerrero. Llamó a la izquierda a sumarse a esta nueva lucha. Tuvo poco eco, los perredistas ya empezaban a disputarse las candidaturas y abandonaban las luchas populares y se alejaban de la gente.
Con poder y sin poder ayudó a mucha gente, sobre todo a los de La Montaña Roja. Hoy se estila entre los representantes populares perredistas poner “casas de gestoría” y luego las quitan tan pronto se les termina el fuero y el presupuesto. Algunos se llevan a sus casas el presupuesto y andan de electoreros brincando por posiciones para mantener canonjías y privilegios.
Congruente con su ideario, Othón estuvo lejos de los lujos. Vivió siempre entre la pobreza. Compartía sus dietas del Congreso con los más pobres de a de veras no en el discurso.
Fiel a “ La Internacional ”. “Arriba los pobres del mundo, arriba todos a lucha, por la justicia proletaria, nuevo mundo nace ya…”
Tuvo diversos reconocimientos y preseas, pero sin duda, su mejor reconocimiento está en la misma historia.
Hasta siempre maestro.
Othón
“Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.": Bertolt Brecht.
Mi primer voto ciudadano fue para el legendario líder la izquierda mexicana Othón Salazar Ramírez.
Iba a la prepa 7, finalizaba el terror de los días y los años de la guerra sucia. Con mis maestros Rafael Trejo Moreno, Silvano Torreblanca Arredondo, Gilberto Silva Gamboa y Esteban Oviedo Escareño, organizábamos brigadas para hacer pintas con el sello de la hoz y el martillo. Coloridos y hermosos murales que nos llevaba hasta una semana diseñarlos y trazarlos, pero la intolerancia del PRI con sus compresoras borraban en menos tres minutos nuestras obras de arte.
Con la Reforma Política de Jesús Reyes Heroles, el entonces Partido Comunista Mexicano (PCM) salía de la clandestinidad impuesta por el régimen y entraba a la vida político electoral. En contraparte, al interior de la Universidad Autónoma de Guerrero, las pugnas se agudizaban entre los ACG e Izquierda Independiente contra los “pescados”, así nos decían a los comunistas agrupados en Unidad Democrática, que creo aún existe en la UAG.
Formarse en el PC era una experiencia de extraordinaria. Era un orgullo ser comunista. Ser militante requería altas dosis de firmeza, convicción, imaginación y compromiso social. El partido tenía gente convencida, a diferencia del PRD, la lucha era ideológica. Así, todos, sin excepción, íbamos a la escuela de cuadros, hacíamos talacha, desde pegar carteles con sosa y brocha en los postes, hasta participar en los círculos de estudio y los discursos en los mítines. El debate era pues, una tarea cotidiana.
Cuidar casilla era una batalla crucial y los maestros nos preparaban con la LOPPE en la mano para defender las urnas y los pocos votos que recibíamos, apenas alcanzábamos el 1.5% de la votación nacional, pero era un orgullo ser comunista. Las urnas se atiborraban con los votos cetemistas, con los maestros “charros” del SNTE, con el voto campesino que manipulaba la CNC. Las urnas las embarazaban en las oficinas de gobierno, en la Capama , en el SUTSEMODEG –hoy SUSPEG-, en el PRI.
Por supuesto que la lucha electoral de la izquierda en Guerrero no nace con el PRD, por ello no se puede presumir que nadie quería a la perra hasta que tuvo perritos en el partido del sol azteca, antes de que el PRD ganara el poder –quien sabe para qué-, se dieron ejemplares batallas previas con la Unidad Popular Guerrerense y el PCM. Entonces, no había rebatinga de candidaturas ni nadie traicionaba al partido por falta de estas nominaciones tampoco se compraban ni negociaban en tribus malignas.
En Acapulco, el ingeniero Abel Salgado Valdés hizo historia al ser primer regidor comunista. Solito, el compañero Abel debatía contra la mayoría priísta y dos que tres panistas paleros. Un día la bestial policía política de Acosta Chaparro lo secuestró en las puertas de la Coordinación Zona Sur de la Universidad Autónoma de Guerrero. De inmediato un puñado de compañeros estudiantes y maestros salimos a las calles a exigir su libertad. A escasas horas, luego de ser torturado fue tirado a una coladera de la calle Inalámbrica, por la casa del muralista Diego Rivera.
En el plano nacional, el profesor Othón Salazar convenció, venció y construyó en las urnas, el primer municipio con administración comunista de México, Alcozauca de Guerrero, allá en la histórica región de La Montaña Roja. Perdí la cuenta pero creo que hasta tres veces gobernó su natal Alcozauca, primero con el PCM, luego con el PMS y hasta con el PSUM, pero llegó el PRD y lo perdió frente al PRI.
Pegar carteles en los postes con la foto de Othón era prácticamente un delito. Era una aventura, era pisa y corre por las banquetas del Sanborns. Cuando promovimos al camarada Othón como candidato a gobernador se nos cerraron las puertas de la prensa, pero nosotros creábamos nuestros propios medios. Así, picábamos “esténciles” e imprimamos en mimeógrafos nuestros volantes, panfletos y periódicos. “Nuestra Lucha”, fue uno de nuestros puentes de comunicación, y de México llegaba “El Machete”, órgano del comité central del PC.
El PCM y Othón siempre lucharon al lado del pueblo marginado y excluido de los programas sociales. La represión no fue obstáculo para emprender luchas contra la miseria y la pobreza extrema.
Desde la década de los cincuenta, el profesor organizó a los docentes en el Movimiento Revolucionario del Magisterio. La cárcel lo alimentó de mayor fortaleza. En Guerrero, la disidencia magisterial siguió su ejemplo en el Consejo Central de Lucha de Guerrero, el ombligo de la CETEG , una CETEG que lamentablemente a venido a menos.
Ya como reportero, en tres ocasiones tuve el privilegio de entrevistarlo. Su voz era suave, primero pensaba antes de soltar una idea a la grabadora. Culto y de fina oratoria. De acero inoxidable ideológicamente.
Aprovechó siempre las entrevistas para hablar del sistema educativo, el cual decía que había que cambiarlo todo.
Fue siempre respetuoso con sus adversarios, ni de broma soltaba fuego ni ofensas contra la derecha ni represores. Tejió una sólida amistad con el senador Ángel Aguirre Rivero.
En 1999 en el cine “Guerrero” lo acompañé a constituir el Partido Comunista de México en Guerrero. Llamó a la izquierda a sumarse a esta nueva lucha. Tuvo poco eco, los perredistas ya empezaban a disputarse las candidaturas y abandonaban las luchas populares y se alejaban de la gente.
Con poder y sin poder ayudó a mucha gente, sobre todo a los de La Montaña Roja. Hoy se estila entre los representantes populares perredistas poner “casas de gestoría” y luego las quitan tan pronto se les termina el fuero y el presupuesto. Algunos se llevan a sus casas el presupuesto y andan de electoreros brincando por posiciones para mantener canonjías y privilegios.
Congruente con su ideario, Othón estuvo lejos de los lujos. Vivió siempre entre la pobreza. Compartía sus dietas del Congreso con los más pobres de a de veras no en el discurso.
Fiel a “ La Internacional ”. “Arriba los pobres del mundo, arriba todos a lucha, por la justicia proletaria, nuevo mundo nace ya…”
Tuvo diversos reconocimientos y preseas, pero sin duda, su mejor reconocimiento está en la misma historia.
Hasta siempre maestro.
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