*Milagroso atardecer…
La Guadalupana aparece entre piedras
La Guadalupana aparece entre piedras
Por Ignacio Hernández Meneses
Milagroso atardecer en la colonia “Clemencia Figueroa Cisneros”, donde sus colonos vieron aparecer la imagen de La Guadalupana, bajo el pedregal.
Ayer casi al final de su jornada, Jorge Alberto cuando picaba piedras con su retroescabadora, cuesta arriba, una roca se partió en dos, allí, se apareció la Virgen de Guadalupe, original y copia. La imagen y su espejo.
El maquinista se resistía a seguir sacando chispas con su pesada máquina, le latía que algo malo le iba a suceder, se negó y negó, hasta que fue obligado por el capataz a desquitar su trabajo, “y es que tengo miedo de que esas rocas de allá arriba se me vengan encima”, dijo con miedo Jorge Alberto Maldonado Barroso.
“Súbete conmigo y si nos vamos al voladero nos vamos los dos”, cuestionó Jorge a su vigilante y el jefe, luego de ver el peñasco, también con temor aceptó el reto, con la natural sentencia “algún día tenemos que morir”. Así, con la piel enchinada, el operador apachurró el acelerador para seguir abriendo la brecha cuesta arriba, con su poderosa retroexcabadora “416E-Katerquila”.
A su paso, una enorme piedra se abrió como sandía.
Ayer casi al final de su jornada, Jorge Alberto cuando picaba piedras con su retroescabadora, cuesta arriba, una roca se partió en dos, allí, se apareció la Virgen de Guadalupe, original y copia. La imagen y su espejo.
El maquinista se resistía a seguir sacando chispas con su pesada máquina, le latía que algo malo le iba a suceder, se negó y negó, hasta que fue obligado por el capataz a desquitar su trabajo, “y es que tengo miedo de que esas rocas de allá arriba se me vengan encima”, dijo con miedo Jorge Alberto Maldonado Barroso.
“Súbete conmigo y si nos vamos al voladero nos vamos los dos”, cuestionó Jorge a su vigilante y el jefe, luego de ver el peñasco, también con temor aceptó el reto, con la natural sentencia “algún día tenemos que morir”. Así, con la piel enchinada, el operador apachurró el acelerador para seguir abriendo la brecha cuesta arriba, con su poderosa retroexcabadora “416E-Katerquila”.
A su paso, una enorme piedra se abrió como sandía.
Eran las cinco y media de la tarde, el sol se perdía en el horizonte de Pie de la Cuesta. Asombrados, los peones se bajaron del animal de acero y de inmediato vieron dos imágenes nítidas de la Reina de México -entre las dos piedras, una que pesaba al menos 50 kilos y la otra 70-, y fueron avisarle a doña Cleme, la dueña del accidentado terreno ubicado a un costado de la carretera Acapulco-Zihuatanejo, a la altura del motel “La Luna”.
De inmediato se corrió la voz. La fe mueve montañas y a la gente que vive allí. Los vecinos bajaron de sus casas siguiendo a doña Clemencia Figueroa Cisneros, las familias de colonos empezaron a llegar. Algunos solo fueron a curiosear, no se acercaron mucho, observaban para todos lados.
De inmediato se corrió la voz. La fe mueve montañas y a la gente que vive allí. Los vecinos bajaron de sus casas siguiendo a doña Clemencia Figueroa Cisneros, las familias de colonos empezaron a llegar. Algunos solo fueron a curiosear, no se acercaron mucho, observaban para todos lados.
Algunas mujeres llegaron con veladoras y flores que cortaron en el monte. En menos que canta un gallo, se hizo presente una banda de “Chile Frito”. Tocó y tocó por 300 pesos. Fueron sesenta minutos de cánticos en honor a la Virgen del Tepeyac, pero ésta imagen y su espejo, será seguramente la Virgen del Pedregal.
Clemencia Figueroa: “Que hermoso regalo de Dios”
Doña Clemencia se persignó ante las rocas con las claras imágenes de la señora de La Villa.
Colocó una veladora en el improvisado altar adornado de bugambilias y empezó a llamar a sus demás vecinas para que se acercaran a atestiguar este divino acontecimiento.
Clemencia Figueroa: “Que hermoso regalo de Dios”
Doña Clemencia se persignó ante las rocas con las claras imágenes de la señora de La Villa.
Colocó una veladora en el improvisado altar adornado de bugambilias y empezó a llamar a sus demás vecinas para que se acercaran a atestiguar este divino acontecimiento.
“Que hermoso regalo de Dios, este es un atardecer maravilloso, Gracias Dios mío por todo lo que me has dado”, casi lloraba la chaparrita mujer visiblemente contenta, acompañada de sus peones que aún no daban crédito a su hallazgo.
Los primeros testigos de la aparición se disponían a rezar cuando entraba la noche. Los cohetes de china salpicaron de chispas la venerada imagen católica.
Dos piedras, dos imágenes. Una mezcla de colores marrón, algunas líneas amarillo canario y líneas delgadas y tenues, similares a los rayos de luz que rodean la conocida imagen la Virgen Morena que apareció el 12 de diciembre de 1531, según la leyenda narrada en el Nican Mopohua.
Pues ayer, en las faldas del cerro. se les apareció la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Pedregal.
Pues ayer, en las faldas del cerro. se les apareció la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Pedregal.
1 comentario:
ok. ok. y las fotos......................... que no se supone que son
"""reporteros profesionales""" , o no tienen la seguridad y nada mas dan la primera noticia amarillista que encuentran; Oigan no se vale andar engañando a la gente....
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